El pasado 7 de diciembre se rindió tributo a los dioses del War Metal en un concierto organizado por Grindestroy.

El año 2024 consolidó al sello underground Grindestroy como uno de los organizadores más confiables y comprometidos con darle al género el lugar que se merece. Su evento anterior, el 40 aniversario de la banda japonesa de culto Sabbat, demostró que Grindestroy supera con creces las expectativas de un público acostumbrado, durante años, a eventos de baja calidad en espacios inadecuados. Por ello, esta colaboración con el sello discográfico Nuclear War Now! generó altas expectativas: traerían a la Ciudad de México a la leyenda del War Metal Blasphemy, junto a varias bandas de renombre internacional y nacional. Y, sin hacer más spoilers, dichas expectativas se cumplieron sin dificultad.

Los encargados de abrir el escenario fueron los mexicanos Altar of Blood, originarios de Querétaro. Con un ataque de puro y crudo War Metal a la vieja escuela, dejaron al público listo para lo que vendría. Cabe destacar que desde temprano ya había una notable cantidad de asistentes, completamente comprometidos con el metal nacional. Incluso, la mercancía oficial de la banda estaba casi agotada al finalizar su presentación.

La segunda banda en tomar el escenario fue Bloody Vengeance, la primera internacional de la noche. Para este momento, el HDX ya estaba al 80% de su capacidad, y el consumo de alcohol fluía sin cesar. Desde el primer riff, el público estalló en un alarido de violenta emoción, característica del War Metal por su energía cruda y su honesto odio sonoro. Canción tras canción, el mosh pit tomó forma, creciendo con fuerza desde Altar of Blood. Aunque el HDX tiene sus limitaciones, debo admitir que el sonido estuvo a la altura del evento, especialmente durante la presentación de Bloody Vengeance.

Los terceros en subir fueron los legendarios mexicanos de Xibalba Itzaes, pioneros del Black Metal clásico en México. Desde el primer momento, su presencia fue recibida con euforia; el público coreaba su nombre como si de un ritual se tratara: ¡Xibalba! ¡Xibalba! Y cuando los primeros riffs resonaron, comenzó la ceremonia: un viaje sin retorno hacia el inframundo. En mi opinión, la presentación de Xibalba Itzaes fue la mejor de la noche, destacándose por su sonido único y auténtico dentro de un cartel ya impresionante. Su concierto cerró con el público coreando su nombre al unísono, reafirmando su lugar en los corazones de los metaleros.

El siguiente acto internacional fue Death Worship, quienes desde el primer instante dejaron claro por qué son una de las bandas más importantes del War Metal. Su presentación fue brutal de principio a fin, con el público entregado a la destrucción y un mosh pit que se volvió cosa seria. Tocaron temas de sus álbumes Extermination Mass, End Times, y Reaping Majesty, ofreciendo una dosis perfecta de odio visceral y dejando el escenario listo para la masacre final.

El momento más esperado de la noche llegó: la presentación de Blasphemy, los verdaderos dioses del War Metal. Liderados por Black Winds, comenzaron con War Command, desatando la locura y blasfemia en el HDX. Siguieron con clásicos como Blasphemous Attack, Gods of War y Blood Upon the Altar, dejando al público extasiado y sediento de más podredumbre. En total, tocaron 20 canciones, entre ellas Goddess of Perversity, Nocturnal Slayer, Fallen Angel of Doom y Demoniac. Fue un setlist impecable que dejó claro por qué Blasphemy es la leyenda indiscutible del género.

Este concierto fue, sin lugar a dudas, el cierre perfecto para el año del Metal underground. Grindestroy demostró lo que se puede lograr cuando se organiza con pasión y compromiso, dejando el listón muy alto para futuros eventos. Además, ya se rumorea una próxima colaboración entre Grindestroy y Nuclear War Now!, posiblemente para una nueva edición del Nuclear War Now! Festival en la Ciudad de México. Según declaraciones de Grindestroy tras el concierto, el buen recibimiento del público y la presencia del mismo Yosuke K. de NWN! respaldan esta posibilidad.

 

Cobertura por: Nowhere Road

Fotos por: Iván Plaza