La leyenda de Baba Yaga

Seguramente muchos aquí tenemos como referencia mas cercana de  Baba Yaga  por la comparacion que hace Viggo sobre el hombre del saco y Jhon Wick, pues prepárate para sentirte engañado, pues la gran madre Baba Yaga esta lejos de ser el hombre del saco un ser extracorpóreo pero aterrador, una bella bruja blanca amante de la naturaleza corrupta ahora por el ser humano y sus acciones e inquietudes, hoy hablaremos de ella.

Descrita a menudo como una vieja, huesuda y arrugada, con la nariz azul y los dientes de acero, presenta una deformidad muy particular en sus piernas, mientras una pierna normal la otra lo es de hueso por lo se le da el apelativo de «Baba Yagá Pata de Hueso». Estas dos piernas representan al mundo de los vivos y el mundo de los muertos, puesto que ella deambula entr ambos. Baba Yagá es un ser perverso y cruel, pero no totalmente malvado; come personas, generalmente niños. Sus dientes le permiten romper huesos y desgarrar la carne con facilidad. Pese a que consume diariamente grandes cantidades de carne, siempre tiene ese aspecto delgado y huesudo. Baba Yagá vuela montada en un almirez (a veces una olla) y rema el aire con una escoba plateada. Tiene cierta aversión por las personas bendecidas o bautizadas.

Asi como es terrible su cuerpo y rostro, asi de horrida es u morada, pues habita en una choza que esta provista de 2 enormes patas de gallina, para desplazarse por toda Rusia. La choza es demasiado lúgubre y aterradora, pues esta provista y rodeada de una cerca levitante, en la que están clavadas cabezas y cráneos humanos son velas encendidas dentro de ellos. Terriblemente horroroso paisaje en realidad. . Para entrar en la casa, Baba Yagá dice el conjuro «Casita Casita, da la espalda al bosque y voltea hacia mí». El interior de la choza siempre está repleto de carne y vino. También es custodiado por los sirvientes invisibles de Baba Yagá, que aparecen como manos espectrales. Baba Yagá también tiene a su servicio a los caballeros; blanco, rojo y negro, que controlan el día, el atardecer y la noche.

Es oriunda del folklore ruso, donde se creía que era la guardiana de la naturaleza, consejera de los seres humanos, los ales como mensione a principio al enloqecieron con sus problemas y bajesas y asi se transtorno en un ente maligno que  cuida las aguas de la vida y de la muerte. Se cria que si lograbas llegar por cuenta propia a esas aguas ella te perdona la vida y te onsede un deseo.

También tiene su versión búlgara donde se le da dos hermanas exactamente iguales a ella y que se presentan con el mismo nombre, esto para alejar y confundir a sus enemigos.

Su apetito s voraz, por lo que come de manera indiscriminada tanto a animales como humanos, pero a pesar de ello su plato favorito son los niños, pero aborrece a los humanos que ya han sido bautizados o bendecidos bajo alguna fe poderosa

También se cuenta que envejece un año cada vez que le hacen una pregunta y que para rejuvenecer bebe un té hecho de las extrañas rosas azules, por lo que recompensa enormemente a las personas que le traen alguna de estas rosas.

La figura de Baba Yagá probablemente deriva de «la Bruja», tercer componente de la Diosa Tripartita (Virgen, Madre y Bruja), símbolo de las tres edades de la mujer. Baba Yagá es ampliamente usada por los autores de cuentos de hadas del ruso moderno, y desde los años noventa del siglo xx, en la «Fantasía rusa». En particular, Baba Yagá aparece en el ciclo de libros de Andréi Belanin «La Agencia de detectives del Zar Goroj (Царь Горох)». La infancia y juventud de Baba Yagá fueron descritas por primera vez en el cuento La bahía (Lukomorie) de A. Aliverdíev.

 

La primera referencia clara a Baba Yagá (Iaga baba) está en la Gramática rusa (1755), de Mijaíl Lomonósov. En el libro de gramática de Lomonósov, Baba Yagá se menciona dos veces entre otras figuras en gran parte de la tradición eslava. La segunda de las dos menciones ocurre dentro de una lista de dioses y seres eslavos junto a su presunta equivalencia en la mitología romana (el dios eslavo Perún, por ejemplo, aparece equiparado con el dios romano Júpiter). Baba Yagá, sin embargo, aparece en una tercera sección sin una equivalencia, destacando su singularidad percibida incluso en este primer testimonio conocido.

En las narraciones en las que aparece Baba Yagá, ella muestra una variedad de atributos típicos: una choza giratoria con patas de pollo; y un mortero, mortero y/o trapeador o escoba. Baba Yagá a menudo lleva el epíteto Baba Yagá «kostyanaya nogá» (‘pierna huesuda’), o Baba Yagá «s zheléznymi zubami» (‘con dientes de hierro’) y cuando está dentro de su vivienda, se la puede encontrar tendida sobre la estufa, llegando de una esquina de la cabaña a otra. Baba Yagá puede sentir y mencionar el «russki duj» (‘olor ruso’) de aquellos que la visitan. Su nariz puede pegarse al techo. Algunos narradores pueden poner especial énfasis en la repulsividad de su apariencia.

En algunos cuentos, un trío de Babas Yagá aparecen como hermanas, todas compartiendo el mismo nombre. Por ejemplo, en una versión de «La doncella zar» recogida en el siglo xix por Aleksandr Afanásiev, Iván, el hijo de un apuesto comerciante, se dirige a la casa de una de las tres Babas Yagá:

Viajó hacia adelante, en línea recta … y finalmente llegó a una pequeña cabaña; Se paró en campo abierto, girando sobre patas de pollo. Entró y encontró a Baba Yagá la huesuda. «Fie, fie», dijo, «el olor ruso nunca se sintió ni se vio aquí, pero ha llegado por sí mismo. ¿Estás aquí por tu propia voluntad o por compulsión, mi buena juventud?» «¡En gran parte por mi propia voluntad, y el doble por compulsión! ¿Sabes, Baba Yagá, dónde está el tres veces décimo reino[ru]?» «No, no lo hago», dijo ella, y le dijo que fuera con su segunda hermana; Ella podría saberlo.