Retro Terror
Maniac, 1980 [con Spoilers]: El monstruo en el laberinto.
Por Esteban Raymundo González
A principios de los años setenta, el movimiento hippie colapsaba por sucesos como el altercado entre Meredith Hunter y los Hells Angels, durante el Altamont Speedway Free Festival, y el asesinato de Sharon Tate, organizado por miembros de una comuna, liderada por Charles Manson. El prolongado Summer of Love concluía de forma dramática en California y, en contraste, el sello discográfico Motown terminaba por consolidarse en Detroit. La compañía promotora de música soul, lanzaba en 1971, el sencillo Never can say goodbye, grabado por The Jackson 5 y más tarde reinterpretado por Gloria Gaynor en 1974, versión considerada como la primera canción de la época disco.
Los setenta pertenecieron a una generación que adoptó el peinado afro e impuso la moda de los acampanados y la plataforma. Pero esta década no solo sería recordada por el pavoneo, las discotecas y clubes nocturnos, como el famoso Studio 54, también por la caótica retirada del ejército estadounidense de Vietnam y la irrupción de perturbadores personajes como David Berkowitz, John Wayne Gacy y Ted Bundy, cuya oscuridad inspiró a numerosos cineastas, como ocurrió con William Lustig.
Lustig, originario del Bronx neoyorkino y director de películas picantes, financió con las ganancias de Hot Honey, la producción de Maniac, retrato de un serial killer. La cinta se estrenaría con restricciones en las ciudades de Nueva York y Los Ángeles en 1980. La crítica fue muy dura con Maniac: “El buen sentido […] debería proteger a cualquiera que crea que le gustan las películas de terror en desperdiciar su dinero por una entrada” escribió Vincent Canby en The New York Times. También generó protestas e incautaciones de copias, debido a su contenido violento. En esta oportunidad, acompáñenme a diseccionar este inquietante slasher psicológico y las posibles fuentes donde abrevó su director.
La producción inició el 21 de octubre de 1979 y finalizó el 18 de enero de 1980. Piloteaba William Lustig y el guión fue escrito por C.A. Rosenberg – con aportaciones de Joe Spinell –. Los efectos especiales estuvieron a cargo de Tom Savini (Dawn of the Dead, 1978 y Friday the 13th, 1980) y en los papeles protagónicos participaron Joe Spinell (The Godfather, 1972; Taxi Driver y Rocky en 1976) y Caroline Munro (The abominable Dr. Phipes, 1971 y The Spy Who Loved Me, 1977). Filmada en Nueva York, Lustig despojó de su glamour a la Gran Manzana y presentó una ciudad decadente, asfixiante y sombría.
No era la primera vez que se recreaba la historia de un serial killer, término acuñado por el agente del FBI, Robert Ressler. En 1931, Fritz Lang filmó M, inspirada en el “Vampiro de Dusseldorf” en 1971, y Don Siegel dirigió a Clint Eastwood en Dirty Harry. La diferencia entre estas películas y Maniac fue el enfoque: tanto Lang, como Siegel, se concentraron en la persecución del criminal; Maniac nos presenta el retrato psicológico de una mente desbocada, adelantándose a Henry: Portrait of a Serial Killer (John McNaugton, 1986).
La película inicia con una escena explícita en la playa. Al parecer se trata del primer asalto de Frank Zito (Joe Spinell), un hombre con aparente experiencia militar, deteriorado física y mentalmente. Es importante señalar que Frank escalpa a sus víctimas para darle un uso macabro a las cabelleras recolectadas.
Nuestro protagonista vive en un sórdido departamento, rodeado de maniquíes y trebejos acumulados. No tarda en involucrarnos en la relación ambivalente que mantiene con su madre. Su paranoia y conducta errática son parecidas a las experimentadas por David Berkowitz. Esto no es casual: Spinell construyó su personaje, documentándose con libros y archivos sobre casos notorios que estremecieron a la sociedad neoyorkina.
Frank lidia con su personalidad fragmentada y sucesivos brotes psicóticos, detonados por una influencia irreal de su madre, principal responsable de sus traumas y fallecida recientemente. Aquí detectamos el paralelismo más obvio: Psycho (Alfred Hitchcock, 1960), Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, también sostiene una relación enfermiza con su madre. El abuso emocional acabará trastornándolo y sumiéndolo en una catatonia voluntaria. Las alucinaciones auditivas y comportamientos anómalos son otras similitudes que comparten ambos personajes.
Nuestro protagonista no conseguirá detenerse, continuará haciendo daño y terminará inmerso en su propia locura: asediado por espeluznantes visiones, decidirá retirarse del ominoso tablero. El desenlace de Maniac es uno de los momentos más emblemáticos del cine gore.
Ahora, hablemos de censura y revisemos una de las secuencias más polémicas de la película: la escena conocida como “Disco Boy”, supervisada e interpretada por el mismísimo Tom Savini.
Frank sale de nuevo y trae consigo una escopeta. Tropieza con una pareja, acurrucada en la parte trasera de un Oldsmobile Toronado 1968. Ella (Hyla Marrow) descubre que alguien los espía y alerta a su amante (Tom Savini). Malhumorado por su insistencia, regresa al volante y acciona los faros. Sorprendido e incrédulo, comprueba que no están solos. Frank salta sobre el capó, apunta y jala del gatillo – como solo tenían una cabeza artificial y una oportunidad para que quedara la toma, Savini se encargó de disparar –. Los efectos prácticos en “Disco Boy” son impactantes y resulta inevitable no pensar en una vaga referencia a Berkowitz.
Personalmente, considero la persecución en el subterráneo, la secuencia cinematográfica mejor lograda en Maniac: Lustig toma su tiempo para sumergirnos en una atmósfera de suspenso perfecta y Kelly Piper – actriz que interpreta a la enfermera acosada en los andenes – transmite la desesperación, confusión y pánico de una mujer amenazada por un desconocido.
Para los estándares de los setenta y ochenta, Maniac resultó “escandalosa”: “Es una película irredimible y ultraviolenta”, sentenció el crítico Gene Siskel en un programa de televisión. Para escapar del restrictivo sistema clasificatorio de la Motion Picture Association (MPA), Maniac se estrenó sin clasificación, con la advertencia en las salas que era una película “solo para adultos”. Es importante resaltar que la censura alcanzó producciones como A Clockwork Orange (Stanley Kubrick, 1971), Pink Flamingos (John Waters, 1972) y L’Empire des sens (Nagisa Oshima, 1976), entre muchas otras.
Transcurridos más de 40 años de su estreno, la crítica revaloró la cinta y el trabajo actoral del principal protagonista: “El hecho de que la película sea tan efectiva se debe en gran parte a la interpretación de Joe Spinell como Frank”, afirmó Tom Becker en DVD Veredict y The Hollywood Reporter cita Maniac como “una piedra de toque sucia entre los fanáticos del género”.
Datos adicionales
Interesados en el cine de William Lustig, recomiendo las dos primeras entregas de la trilogía Maniac Cop, ambas dirigidas por Lustig y escritas por Larry Cohen (Black Caesar, 1973; It’s Alive, 1974; The Stuff, 1985). En la película de 1988, participan Bruce Campbell, actor de la saga Evil Dead, y Tom Atkins, recordado por sus interpretaciones en The Fog (John Carpenter, 1980), Creepshow (George A. Romero, 1982) y Halloween III: Season of the Witch (Tommy Lee Wallace, 1982). También destaca el trabajo de Robert Z’Dar, conocido por sus intervenciones en películas de bajo presupuesto, quien personificó al policía sobrenatural Matt Cordell.
Joe Spinell quería filmar una secuela de Maniac; para conseguir el financiamiento necesario, colaboró en un cortometraje promocional: Maniac 2: Mr. Robbie, dirigido por Buddy Giovinazzo en 1986, donde interpretó a un payaso de televisión que castiga con brutalidad a los padres abusivos. Desafortunadamente, Spinell falleció en 1989 y el proyecto acabó suspendiéndose. El corto está disponible en YouTube.
Franck Khalfoun (Amityville: The Awakening, 2017; Prey, 2019), dirigió un remake de Maniac en 2012. Comparada con la original, es una versión bastante aceptable y cuenta con la participación de Elijah Wood, el tenaz Frodo en The Lord of the Rings.
También los invito ingresar en Grupo Inframundo y seguir la entrevista que William Lustig ofreció a Santiago Hernández Puentes, una de las mentes detrás de este proyecto que mantiene informado con exclusivas y reportajes especializados a los fans terror.
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Seamos.