Los camiones solo quieren divertirse, o comprobación de la primera Ley de Murphy.

Por Esteban Raymundo González Sánchez

Stephen King es un sujeto muy agradable: fan de los tenis de lona, el heavy metal y el outlow country. Autor de 65 novelas, once antologías y novelas cortas, y siete libros de no ficción, la mayoría adaptados al cine y televisión. Personalmente, no olvido su actuación en Creepshow y disfruto mucho sus libros, incluso los regulares como The Tommyknockers. Sin embargo, también reconozco que toma malas decisiones. En este Retro Terror, recordaré uno de esos traspiés, nivel dios: Maximum Overdrive, película dirigida por el propio Rey del Terror en 1986.

En 1973, Stephen King publicó una novela corta titulada Trucks en Cavalier Magazine – recuperada en Night Shift (Doubleday, 1978) –. La historia trata de un grupo de personas, amenazado por remolques autoconscientes. Es importante señalar que en los setenta, King consolidó su carrera con libros como Carrie (1974), Salem’s Lot (1975), The Shining (1977) y Rage (1977); excepto esta última – descatalogada en 1999 –, el resto fueron llevadas al cine por Brian de Palma, Tobe Hooper y Stanley Kubrick.

Para 1986, Stephen King había escrito 23 novelas, once adaptadas a la pantalla grande. Era un auténtico rockstar, pero críticos y académicos menospreciaban su trabajo. Lo consideraban un escritor menor. King respondió a los sambenitos colgados con una de sus declaraciones más polémicas: “Soy a la literatura, lo que McDonald’s es a la gastronomía” – por cierto, recomiendo Fear Itself: The Horror Fiction Of Stephen King (Underwood-Miller, 1982), donde el autor reflexiona sobre su obra y profundiza en las circunstancias que lo convirtieron en un “escritor de marca” –.

En los años ochenta, las películas basadas en la obra de Stephen King, eran bien recibidas por el público: The Shining (Stanley Kubrick, 1980), Christine (John Carpenter, 1983) y Firestarter (Mark L. Lester, 1984). Todas decepcionaron a King, solo elogió Stand By Me (Rob Rainer, 1985) inspirada en The Body, novela corta incluida en Different Seasons (Viking Press, 1982). La idea de dirigir, comenzó a rondar su cabeza.

Stephen King escribió los guiones para Creepshow (George A. Romero,1982) y Cat´s Eye (Lewis Teague, 1985), película de culto producida por Dino De Laurentis, quien adquirió también los derechos de The Dead Zone (David Cronenberg, 1983), Silver Bullet (Dan Attias, 1985) y Maximum Overdrive, adaptación de Trucks – aclaro, nada más estoy considerando los primeros años de la década de los ochenta –. Alentado por el famoso productor italiano, Stephen King aceptó encargarse de esta última.

Mientras mi generación experimentaba la fiebre mundialista y soñaba con la Chiquitibum, Stephen King comenzó la filmación de Maximum Overdrive en Carolina del Norte. La película no tiene ninguna similitud con la novela de 1973, salvo que en ambas hay camiones y personas atrapadas. Maximum Overdrive inicia con un rótulo que alerta sobre el paso de un cometa – leitmotiv usado con anterioridad en Night of the Comet (Thom Eberhardt, 1984) –. Al parecer, este fenómeno provocará el  Armagedón rodante.

Giramos la llave en el interruptor y arrancamos con dos cameos icónicos: Stephen King, insultado por un cajero automático, y la camioneta del grupo AC/DC, intentando atravesar un puente levadizo sin control. La legendaria banda australiana interpretó el soundtrack de la película y compuso el main theme, “Who made Who”.

Cambiamos de velocidad: camiones, consolas de videojuegos, máquinas despachadoras, excavadoras, vehículos militares y hasta un cuchillo eléctrico, atacan a los parroquianos del Dixie Boy/ Truck Stop. El cocinero del restaurante de la estación (Emilio Estévez) y una autoestopista (Laura Harrington) intuyen que algo raro está pasando con las máquinas y organizan la resistencia.

Conducimos por curvas peraltadas: el propietario del Dixie Boy (Pat Hingle) contaba con un arsenal en el sótano – en los ochenta nunca sobraban lanzacohetes y explosiones para sortear los baches del guión –. Aunque neutralizaron algunos remolques, varios fueron acribillados por un vehículo militar M274-Mule. Ante la superioridad motora, terminaron negociando combustible a cambio de sus vidas. Al final, escaparon por el drenaje para embarcarse en un muelle cercano. La película concluye con otro rótulo que informa la destrucción de un “platillo volador” y el alejamiento del cometa – King introduce sorpresivamente una bifurcación para explicar el Apocalipsis –. No hay más qué contar, la película es un camino accidentado de principio a fin.

No califico Maximum Overdrive” como “película de terror”, encaja más en el subgénero de “acción y comedia involuntaria ochentera” – muy próxima a las alocadas aventuras de Bud Spencer y Terrence Hill, y rebasada por las míticas producciones Troma –.

¿Qué salió mal? Bueno, antes de abrir el capó, convengamos que, hasta una mala película, puede resultar buena: Plan 9 from Outer Space (Ed Wood, 1957), Killer Klowns from Outer Space, (Stephen Chiodo, 1988), o ThanksKilling (Jordan Downey, 2008), entre otras. Hoy ocupan un lugar en el cine de culto, es decir, películas disruptivas, poco convencionales o pésimas, exhibidas en un número limitado de cines, reivindicadas por sus seguidores, apreciadas en ciertos círculos y recomendadas por revistas especializadas. Maximum Overdrive encontró un sitio en esta categoría.

Revisemos el motor: Stephen King carecía de experiencia y estuvo dopado todo el rodaje; el equipo de producción enfrentó accidentes y complicaciones durante la filmación; los agujeros en el guión serían rellenados con pirotecnia; los protagonistas – Estévez y Harrington – nunca habitaron sus respectivos personajes; el resto del elenco osciló entre la sobreactuación y la apatía. Lo más destacable, la aparición del “Green Goblin”: un tráiler negro White Western Star 4800 con un mascarón del “Duende Verde”.

Maximum Overdrive fue un fracaso comercial: contó con un presupuesto de 10 millones de dólares y apenas recaudó poco más de siete en taquilla. Stephen King jamás volvió a dirigir y la película confirmó la Ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, ten la seguridad que saldrá mucho peor”.

Algunos datos adicionales:

Trucks no esclarece el origen del fin del mundo y el desenlace es fatalista. Aprovecho para recomendar la novela gráfica American Vampire con un guión original de Stephen King (Vertigo, 2010).

Además de la música de AC/DC, la película incorporó involuntariamente, gags emblemáticos en la cultura popular, como el ataque de la despachadora de refrescos contra un entrenador de béisbol infantil. En este sentido, rescato el episodio Maximum Homerdrive de Los Simpson (T10E220).

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Seamos.