Al día siguiente Carlos despertó pensando y con la ilusión de que todo hubiera sido una pesadilla pero no fue así, seguía ciego. Su mamá en la mañana le trajo el desayuno y Carlos comió, ella le dijo “come te podrás mejor” él nuevamente comió algo que desconocía, sabía raro, no tenía sabor, no tenía nada de condimento, le dio un último bocado y comió algo crujiente que sentía que se movía en su boca, sentía un cosquilleo y miedo pensar que fuera una cucaracha, pero eso parecía pues las patitas del animal se movían en su boca, se le revolvió el estómago y un fría sensación recorrió su espalda, él se espantó y boto el plato , su mamá le dijo “¿todo bien?” él no supo qué decir, solo se quedó callado. Ella se fue y después paso a limpiar el piso, Carlos se quedó en cama pero a medio día algo hizo que Carlos despertara, un asco y mareos recorrió todo su cuerpo, él se levantó y como pudo encontró el baño, vómito y vómito, se levantó de prisa y jaló en el inodoro no iba a pasar por lo mismo, como pudo se fue a su cama gateando mientras subía y tentaba su cama empezaba a sentir miles de cien pies sobre su cama, se sentían como sus patitas se subían sobre sus manos, sobre su piyama, él nuevamente comenzó a gritar pero una se subió sobre su piyama y se metió a su boca dejándolo sin grito y ahogándolo se cayó de espaldas. Empezó a sentir nuevamente la tierra sobre su pecho, piernas, caderas, cabeza, todo, él ya había dejado de respirar, intentaba gritar pero no podía estaba desesperado y el pensamiento sobre su muerte de nuevo lo cubriéndolo, aun en contra de su voluntad.
La opresión, los ciempiés se habían ido, su mamá estaba a su lado y él estaba respirando, jadeando, sudando frío, él se levantó y de impulso la abrazo esperanzado de que solo fue una pesadilla, pero seguía ciego, su mamá le dijo “ya falta poco, lo estas haciendo bien”, Carlos intentó decirle a su madre, pero las palabras no salían de su boca, él intentaba hablar pero sus labios no le respondían, se quedó mudo. Él intentó mover sus piernas pero ya no las podía mover ni sentir. Carlos empezó a llorar a sollozar desesperado, apenas emitía ruidos audibles, su mamá se levantó y lo dejó solo encerrándolo en la habitación.
Carlos logró arrastrarse en el piso pero nada más el esfuerzo hizo que se desmayara, en la noche María entró lo cargó y lo colocó en su cama. Ella se repitió para sí misma “solo un día más”, Carlos yacía en su cama y su pequeño corazón ya no aguantaba más estaba muy agitado al día siguiente María llegó a la habitación y Carlos estaba tirado en la cama no respiraba Carlos no despertó su corazón no aguantó, el susto, el terror, la tristeza le dieron fin a Carlos. María gritó porque ya no lo podía dar como sacrificio comenzó a golpear las sábanas y jalarlas estaba muy enojada verdaderamente pues destruyó todo a su pasó, la recamara de Carlos quedó hecha añicos. Después de destruir todo María se fue a hacer su rutina en su casa y se esperó hasta la noche, ella agarró el cuerpo muerto de su hijo y se lo llevó al Jardín hizo un hoyo y lo enterró, el Jardín no le hablo mas, no le dedico ni una sola palabra, todo era silencio. Ella esperó que por lo menos haya servido el entierro, esa era su esperanza, se fue a dormir, al día siguiente ella hizo su rutina como todas las mañanas pero al momento de llegar al jardín y verlo, descubrió que todo estaba muerto, las rosas, las lilas, la enredadera, la mecedora estaba todo estaba muerto como su hijo.