El pasado 9 de mayo de 2024, el prolífico productor, director y actor, Roger Corman, falleció a sus 98 años, dejando un legado eterno no sólo en el cine de terror —su más grande pasión—, sino también en toda la industria cinematográfica, ayudando a impulsar las carreras de directores de la talla de Francis Ford Coppola y de actores como Jack Nicholson, entre otras notables y ya legendarias figuras de Hollywood.

Y como jamás habrá mayor homenaje para un cineasta que recordar, analizar y revisitar su trabajo, me di a la tarea de volver a ver su impactante filme de explotación, ‘Bloody Mama’ (1970), estelarizado por la incomparable Shelley Winters —ganadora de dos premios de la Academia y cuya carrera actoral se remonta a los años 40 y hasta 1999—, así como por un muy joven Robert De Niro, quien debutó en Hollywood con este filme, entre otras caras muy conocidas de la época.

Inspirada en la vida real de la criminal Kate Barker —mejor conocida como Ma Barker—, infame gracias a liderar una red criminal junto con sus hijos por allá de los años 30, luego de la “Gran Depresión” norteamericana, la película retrata la vida de esta mujer, ‘Ma’ Kate Barker (Shelley Winters), quien se promete a sí misma tener y criar a hombres varones que la amen y que sean capaces hasta de matar por ella, contrario al abuso sexual que sufría por parte de su propio padre y hermanos.

Es entonces que, pasados los años, engendra a cuatro hijos: Herman (Don Straud), Lloyd (Robert DeNiro), Arthur (Clint Kimbrough) y Fred (Robert Walden) Barker, en ese orden, a quienes sobreprotege y encubre de todas las fechorías que estos hacen —fechorías que ya inlcuyen violación y robo—, aunque, eso sí, todos muy devotos y apegados al cristianismo conservador que exaltaba el trabajo duro y los valores tradicionales, en los que ‘Ma’ Barker fue criada. 

Conforme los crímenes de los cuatro maleantes van en aumento, la mujer decide abandonar al padre y escapar con sus hijos. Al irse acabando el dinero de sus golpes y  comenzar a ser mencionados por la prensa, así como buscados por la policía, es ahí que la espiral de vida fácil se convierte en la norma y ahora, es ‘Ma’ Barker quien ordena cómo y qué se llevará a cabo.

Este emocionante thriller de crimen, acción y drama tiene de todo. Hay violencia, hay prostitución, personajes homosexuales sin necesidad de incluirlos a la fuerza, tiene explosiones, balazos y persecuciones a alta velocidad en automóviles de los años 30, además de un apego materno un tanto insano hacia uno de sus hijos por parte de la protagonista. Un final brutal y sangriento que —con todo lo anterior— le trajo censura en Francia y Nueva Zelanda.  

«Todas mis películas se han centrado en el hombre como animal social. Tengo la opción de abordar el tema directamente, en cuyo caso parece que me encuentro con dificultades de censura, o indirectamente, a través de películas de terror, ciencia ficción, etc., donde los temas parecen más aceptables en su forma disfrazada», declaró el mismo Corman en una entrevista luego de aquella decisión. 

Es muy cierto que las pulsiones humanas muchas veces son propias de bestias. Eso es lo que Corman quería reflejar o denunciar en su trabajo, donde los monstruos siempre son el reflejo de algún miedo en el colectivo donde se vive. En este caso, en ‘Bloody Mama’, donde los personajes deseaban vivir fuera de la ley como venganza contra una sociedad que los lastimó. Así como él mismo, quien también vivió y creó, adelantado a su tiempo, fuera de los convencionalismos… y siempre ganó.

 

Descanse en grandeza

Roger William Corman

(1926 – 2024)