Las casas del terror son sin duda una de las atracciones favoritas de las personas que visitan ferias, parques temáticos, etc. y que muchas veces son el atractivo principal para ir. Hacen sentir todo tipo de emociones, sentimientos y sensaciones  como miedo, curiosidad, euforia y flujo de adrenalina, pero ¿qué pasa cuando esto se va al extremo con repercusiones psicológicas que perduran inclusive años después? De esto habla el documental La verdadera casa del terror (2023) de Andrew Renzi.

En esta película nos cuentan sobre un hombre llamado Russ McKamey el cual en 2005 abrió en San Diego, California una casa de terror llamada McKamey Manor en la cual se especializaban por llevar el asustar a la gente a lo más extremo. Esta casa fue ganando popularidad conforme fueron apareciendo las redes sociales y llegó a tener tanta demanda que según en palabras del propio Russ, tenía una lista de espera de 27 mil personas. El tipo de cosas que le hacían a los aventurados que fueron a esta atracción iban desde llevarlos a la casa con los ojos vendados «simulando un secuestro» hasta ser sumergidos en todo tipo de sustancias asquerosas como heces. Todos los retos eran grabados y llevados a cabo por Russ y alguna otra persona que le ayudaba con la casa. El desgaste físico y psicológico era tanto para los asistentes que en caso de terminar el reto, que tenía una duración aproximada entre 8 y 10 horas, se llevarían como recompensa 20 mil dólares.

A pesar de que la historia se centra al principio como una explicación de la historia de la casa y del propio Russ se va transformando poco a poco en el relato de algunas personas que asistieron porque querían vivir la experiencia. Todas ellas lo sufrieron de gran manera porque no sabían qué era lo que les iba a pasar pero algunas otras simplemente se quebraron y ya no pudieron seguir más. Conforme el tiempo fue pasando y se seguían haciendo estas experiencias, la gente empezó a decir y advertir que no se sentían cómodos con varias cosas que hacía el propio Russ como el trato a la gente y las expectativas que no cumplía. Poco a poco lo desenmascararon y su atracción fue decayendo hasta ser clausurada en el 2021. Una de las chicas se quedó con Russ después de que la casa fuera cerrada, pero lo que vivió fue una pesadilla. Él la uso para humillarla en sus transmisiones de la nueva casa que estaba intentando poner. El abuso emcional llegó bastante lejos y ella terminó abandonándolo.

Este documental es una muestra de que el horror no siempre proviene de ver imágenes grotescas o de lo que no se puede explicar. sino de las personas con las que se puede llegar a interactuar e incluso querer. Si tu intención es solo ver la historia de una casa de terror tal vez esto no sea lo que buscas, si en cambio quieres ver algo que explique como el terror tuvo el impacto en las vidas de personas, principalmente para mal, esta largometraje de 97 minutos es para ti.

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