Aprovechando el estreno de Civil War, es momento de hablar de la película anterior de su director Alex Garland: Men. Estrenada en 2022 y con un presupuesto de $6.5 millones de dólares, Men es una película del género de terror folklórico situada en la campiña inglesa y que cuenta la historia de Harper (Jessie Buckley) que tras la muerte de su esposo decide pasar unos días en una casa rentada para despejarse y sanar. El dueño de la casa que renta, Geoffrey (Rory Kinnear), es una persona algo extraña pero aparentemente confiable que trata de hacerla sentir lo más cómoda posible. Conforme los días pasen Harper irá conociendo a las personas que habitan esa pequeña comunidad y lo particulares que son, al mismo tiempo esto hará que ella se sienta en una situación donde tendrá que recuperar su cordura para no caer en la locura que este lugar posé.

 

¿Por qué verla?

Inmediatamente que empiezas a ver la película puedes percibir el mundo al que te quiere llevar: al de una persona atormentada que siente la carga de la muerte de su pareja y que poco a poco intenta superarlo. Poco a poco va guiando al espectador a que se vaya adentrando a este pequeño pueblo tradicional en Inglaterra que por un lado se ve acogedor y tranquilo, pero que por otro hace que cierta calma aparente se sienta sospechosa y que puede cambiar de un momento a otro. Al poco tiempo que se va conociendo a los demás habitantes de esa comunidad las cosas se empiecen a percibir con cierta incomodidad y que en ellos hay algo que está fuera de lugar.

Men no es el simple retrato de un pueblo de gente extraña, sino el reflejo de la pérdida que una persona sufre y a la vez como se puede sentir juzgada por la sociedad cuando la manera que uno actúa ante la pérdida no es lo que los demás hubieran esperado. No está llena de screamers ni imágenes grotescas (salvo el final) pero si puede llevar al espectador a reflexionar que se puede convivir con nuestros propios demonios y no simplemente huir de ellos.