¿Quién en su infancia no ha tenido un amigo imaginario con el que sentirse menos solo? ¿Y si este amigo no fuera imaginario, y sea un “monstruo bajo la cama” y descubrimos su mundo? Bajo una premisa tan simple como esta, llegó en 1989 una película familiar que, a mí, me amenizó y acompañó muchas tardes. Su sinopsis estaba hecha para llamar la atención de los más pequeños, rezaba así: Brian (Fred Savage) se ve transportado a un extraño mundo, situado debajo de su cama, en el que vive increíbles aventuras de la mano de un monstruo llamado Maurice (Howie Mandel). Little Monsters 1989 nos transportaba a un mundo fantástico donde habitaban los monstruos vistos bajo la inocencia de Brian. El gran punto fuerte de esta película sin duda es Maurice, el monstruo protagonista y que está interpretado maravillosamente por Howie. Además del maquillaje, cercano para los peques, la actuación, el carisma y el buen rollo que transmite el personaje es, sin duda, lo más destacable del film.
La película recibió críticas mixtas, la crítica del sitio Web Metacritic da un promedio de 61 sobre 100. Tomas Gliatto de People Weekly dio una crítica menos positiva: «No digo que no me guste, al contrario la adoro, solo que me parece que no tiene sentido el argumento de la película. Las actuaciones me encantaron.»
Una película que es una muestra de muchas cosas de los 80, el estilo, la ropa, la música. A punto de entrar en los 90, no quería dejar de recordar que esta, es una película ochentera, y que esa, fue una gran época. Punto destacable para Fred Savage, que es un buen protagonista, y que además, actúa con su hermano en la vida real Ben Savage (Boy Meets World 1993). Hacen de hermanos también en esta película, y se nota esa relación fraternal, sincera. Al ya haber un vínculo en la vida real, se transmite a la pantalla, lo que da realmente esa sensación de amor de hermano, sobretodo en ciertos momentos del film donde Eric, es secuestrado por otro monstruo llamado Snik (Rick Ducommun), que se convierte en el villano del film.
Cierta carrera contrarreloj también actúa en la película. Y es que hay tiempo limitado para los humanos en el mundo de los monstruos, si no salen de allí antes de salir el sol, se convertirán en monstruos, algo que Snik quiere que ocurra y de ahí secuestra al hermano menor. Fred, crea un «equipo de rescate» con Kiersten (Amber Barretto), Todd (William Murray Weiss) y Ronnie Coleman (Devin Ratray) para encontrar a su hermano secuestrado y por suerte Maurice no es solo un bien amigo, sino el héroe de la función y que no duda en ponerse en contra de los suyos por salvar a dos niños humanos a los que ha cogido cariño. El mundo de los monstruos es bastante extraño, y sus habitantes son geniales, con esos maquillajes. No es una película que incluya giros y ni una narrativa complicada, cuenta su historia, de forma natural y simple, y aunque pueda ser predecible, es una película muy bonita.
Uno de los Pequeños Monstruos es Ben Savage. Concretamente el que juega al béisbol, el que golpea la pelota con el bate. Si pausas la película en el momento adecuado puedes ver claramente que es él
Para mí creo que es una de las grandes películas infravaloradas que existen, su poca rentabilidad afectó a que se escondiera en un cajón y fuera olvidada por muchos (costó $6 millones y recaudó tan solo $793,775), pero creo que es una película a reivindicar, nostálgica, con decorados increíbles, la actuación es estupenda, el vestuario es divertido y salvaje e incluso, a pesar de ser una película familiar, hay alguna frase o insulto de Maurice que no es para niños precisamente, sí, es una película familiar, pero no concretamente al público más infantil. Una película muy disfrutable, con un final feliz y triste a la vez, feliz porque los niños consiguen evitar ser monstruos al, a través de ese mundo, cambiar la franja horaria y aparecer en California, donde todavía no había salido el sol, y triste, porque Maurice y Brian se despiden para siempre. Muy recomendable y que hay que ver alguna vez en la vida.
NOTA: ★★★★ (8/10)