Retro Terror: Las casas infernales de Stephen Cognetti.

El found footage (metraje encontrado) es uno de los subgéneros cinematográficos más recurrentes en los últimos 20 años: básicamente es un testimonio hallado o recuperado, narrado desde el punto de vista de una persona “cámara en mano”, en el que todos los personajes desaparecen o mueren al final. No importa lo que hagas, no saldrás vivo en un metraje encontrado.

The Macpherson Tape (Dean Alioto, 1989) es considerada la primera cinta de metraje encontrado, pero el interés por este tipo de películas inició con The Blair Witch Project (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999). Los espectadores quedaron enganchados con este formato que les permitía involucrarse más allá de la pantalla y, desde la seguridad de su butaca, experimentar la angustia de sentirse atrapados en un asilo, o intentar sobrevivir a un apocalipsis zombi.

Hell House LCC (Stephen Cognetti, 2015) es una producción que destaca entre el gran número de películas estilo metraje encontrado: un grupo de amigos rehabilita el Hotel Abaddon para instalar una “casa embrujada” en Halloween, negocio muy lucrativo en Estados Unidos. Algunas pinceladas nos darán pistas de las personalidades y relaciones entre cada integrante del equipo, revelándonos lealtades, conflictos y secretos que se guardan unos a otros.

Desde el principio, el ruinoso Hotel Abaddon, envuelto en una bruma de satanismo y crímenes, genera inquietud en el grupo. No están muy seguros de continuar, pero necesitan abrir a tiempo. Los trabajos para adaptar trucos, luces y cámaras avanzan sin mayores problemas, hasta que son acosados por presencias sobrenaturales. La película ofrece puntuales jumperscares: nada sale de un armario o atraviesa una ventana para el susto fácil, el maquillaje, prótesis y efectos son sencillos, casi artesanales, y el miedo se hilvana lentamente. Nada de CGI, innecesarios personajes secundarios, subtramas de relleno o inexplicables bucles temporales.

Hell House LCC tampoco es una película gore o slasher, no hay escenas explícitas de masacres sangrientas, calificaría más como una renovada propuesta del horror gótico de los sesenta. La atmósfera sobrecogedora del Hotel Abaddon y la escalofriante fuerza desatada son suficientes para erizar la piel. Recodemos la escena inicial, esos primeros minutos que atrapan o decepcionan: uno de los integrantes del staff de producción sale aterrorizado del sótano, instantes después se escuchan gritos perturbadores, observamos rostros desencajados y cuerpos aplastados por una inesperada estampida humana. Esta secuencia contagia el pánico del momento: caos e irracionalidad ante una amenaza desconocida.

Una de las principales virtudes de la saga es el uso del cliffhanger: enigmas que van resolviéndose en cada entrega posterior: The Abaddon Hotel (2018), Lake of Fire (2019) y Origins (2023). Por ejemplo, el secreto entre Alex y McNamara en Hell House LCC se esclarece hasta The Abaddon Hotel. Estos misterios sembrados con precisión, funcionan para construir todo un universo alrededor del hotel maldito y Andrew Tully, mezcla entre el mítico “Hombre Alto” (Phantasm, 1979) y el ocultista Aleister Crowley, apodado “la Gran Bestia”.

En una extensa entrevista para el portal Nightmarish Conjurings, el director y guionista de la franquicia, Stephen Cognetti, comentó que la inspiración para realizar Hell House LCC provino de las películas Halloween y Lake Mungo, su afición por las series policiacas y afecto por los edificios abandonados. Además, señaló que el título de la película y nombre de la compañía ficticia, es un homenaje a Richard Matheson, autor de su novela preferida: Hell House, escrita en los años setenta.

“El metraje encontrado presenta dos desafíos y una ventaja. El primer reto es contar la historia y justificar por qué la cámara se encuentra ahí. Muchas veces quieres mostrar cosas diferentes, pero necesitas una razón, es decir, por qué la cámara está en ese lugar. El segundo desafío es que no cuentas con una cubertura para cada escena. Cuando filmas de forma tradicional, cubres desde muchas perspectivas y tienes varias tomas. En el metraje encontrado estás limitado al susto. Hubo muchos sustos que quería filmar desde un ángulo diferente, pero tenía que hacerlo funcionar desde un ángulo específico. Por otro lado, la ventaja es que filmas una película de este formato en poco tiempo […] cubres un guión de 90 páginas en 11 días porque hay un ángulo de cámara para cada escena en lugar de múltiples configuraciones de cámara”, declaró Cognetti en esta misma conversación.

No se pierdan la entrevista entre el director Stephen Cognetti y Grupo Inframundo. Comenten, regálenme un like, compartan y sugieran qué tema les gustaría para el próximo Retro Terror.

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