Retro Terror

 

Hellraiser: Piercings, cuero y sangre

Por Esteban Raymundo González Sánchez

En 1984, Freddy Krueger comenzó a perseguirnos en nuestras pesadillas, Stephen King reveló la existencia de Pennywise y Clive Barker irrumpió con Books of Blood, colección publicada por Sphere Books. Hasta ese momento, el horror gore estaba confinado a películas serie “B” y ediciones rústicas de bolsillo; Barker rompió esa regla con historias mortíferas e inquietantes, como The Book of Blood, The Midnight Meat Train y Pig Blood Blues. El propio Stephen King alabó y bendijo al nuevo enfant terrible.

Rawhead Rex – una primitiva criatura, venerada como un dios pagano – fue el primer relato del autor de Book of Blood adaptado al cine. La cinta, dirigida por George Pavlou en 1986, decepcionó a Clive Barker, quien decidió hacerse cargo de la sala de controles en su próximo proyecto cinematográfico: Hellraiser, película filmada en 1987, inspirada en The Hellbound Heart, novelette incluida en el tercer volumen de la antología Night Visions.

The Hellbound Heart narra la historia de Frank Cotton, un hombre que ha experimentado todos los vicios y placeres prohibidos. Eran tantos sus excesos, que hasta el mismo Gilles de Rais se sonrojaría. Consumido por un insaciable apetito hedonista, consiguió apropiarse de la Configuración Lemarchand, una caja acertijo, construida en el siglo XVIII para acceder a una dimensión oscura, habitada por los Teólogos de la Orden de la Incisión.

En la película Hellraiser, observamos a Cotton, manipular la Configuración Lemarchand. Obsesionado, gira y desliza las secciones móviles del enigma. Cada movimiento, acciona un mecanismo secreto que altera la configuración del artefacto. Finalmente, abrió el último cerrojo. El tañido de siniestras campanas, advirtió la ominosa presencia de los cenobitas, verdugos inhumanos, vestidos de cuero y armados con herramientas para cortar, desgarrar y mutilar, diseñadas por el Ingeniero.

Los cenobitas son “exploradores de las regiones más lejanas de la experimentación; ángeles para unos, demonios para otros”. Encabezados por el “sacerdote cenobita” – apodado por el equipo de producción como Pinhead, sobrenombre que aún indigna a Clive Barker –, Chatterer, Butteball y la cenobita mujer, utilizaron a Cotton como altar impío para celebrar una sádica liturgia: mientras colgaba, suspendido por ganchos, trozaron músculos, fracturaron huesos y separaron partes completas del cuerpo. Aunque Cotton terminó destrozado, los cenobitas encontrarían carne y fibras nerviosas suficientes para continuar infringiendo dolor. Esta forma despiadada de experimentar el placer, no era lo que esperaba.

Cotton quedó atrapado en un universo paralelo, sujeto a refinados y singulares tormentos, hasta que un accidente fortuito le ofrece una salida: sangre derramada en la habitación que sirvió de cadalso para su iniciación en el sufrimiento sin desperdicio. En una de las secuencias más icónicas del cine de terror, presenciamos la reencarnación incompleta de Frank Cotton, acompañada del perturbador vals de Christopher Young, compositor de la magistral banda sonora.

Para concluir el macabro proceso, Cotton contará con una inesperada cómplice que le proveerá de víctimas para recuperar su cuerpo. Cada violento sacrificio, añadirá tendones y ligamentos. Pero el tiempo se terminaba y los cenobitas pronto se darían cuenta de la evasión.

La naturaleza pendenciera y lujuriosa de Cotton, jugará en su contra. Los cenobitas acaban por enterarse de su escape. Al principio, reaccionan incrédulos frente a la posible fuga. Sin embargo, confirman el intento de escape. La retribución sería brutal, indescriptible.

Hellraiser es una película visualmente sórdida, cruda e inmersiva, genuina perversidad con guiños a la estética leather y el sadomasoquismo en los circuitos underground, retratados cuidadosamente en la apariencia ambigua y fetichista de los cenobitas. A pesar de la distancia temporal, la mayoría de los efectos especiales siguen incomodando. Entre 1987 y 2018 se filmaron diez entregas de la saga y un aceptable reboot en 2022. Personalmente, aceptando las significativas diferencias entre el libro y la película, Hellraiser me parece la mejor adaptación cinematográfica de un texto de Clive Barker.

 

Nightbreed (Clive Barker, 1990), Candyman (Bernard Rose, 1992), Lord of Illusions (Clive Barker, 1995), Dread (Anthony DiBlasi, 2009) y The Midnight Meat Train (Ryuhei Kitamura, 2008), fueron buenas aproximaciones, pero ninguna destronó a Hellraiser.

Los cenobitas aparecen en contadas escenas, pero causaron tanto impacto y curiosidad que entre 1989 y 1994, Epic Comics publicó una serie gráfica que expandía y explicaba el universo Hellraiser. Esta franquicia fue retomada por Boom! Studios en 2013, interesados en continuar con los hechos ocurridos en Hellraiser y Hellbound. El último número sería editado en 2017: Hellraiser Anthology, volumen con once historias originales, incluyendo el origen de Chatterer.

Dato adicional: Clive Barker quería que la banda sonora de Hellraiser sonara como un híbrido entre Carrie y The Texas Chaisaw Massacre, razón por la que invitó al grupo de música experimental e industrial, Coil. La productora New World Pictures tenía otros planes e ignoró el trabajo realizado por la banda. The Unreleased Themes for Hellraiser (Coil, 1987) contiene las composiciones escritas especialmente para la película. Muy recomendable para escucharlo por la noche.

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